LA MUERTE

 

En esta Sección vamos a reunir frases de los diferentes Discípulos de la Gran Logia, relacionadas con el Tema de la Muerte, la «Puerta» al Mundo Invisible, el tránsito ineludible del Gran Ciclo de la Vida Una:

 

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Entrevista en Luces en la Oscuridad (27/01/2017):

 

Conferencia en Asociación Médico Naturista TANIT (27/03/2017):

Conferencia Omraam regalo en la sala:

 

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LA MUERTE Y EL MÁS ALLÁ

  «Los básicos fundamentos de un origen espiritual, de un descenso a la materia, de un ascenso por medio de las constantes encarnaciones en la forma, hasta que esas formas sean expresiones perfectas de la conciencia espiritual que mora internamente, y de una serie de iniciaciones, al finalizar el ciclo de encarnación, están siendo más rápidamente aceptados y reconocidos como nunca lo fueron. Tales son las principales soluciones a los problemas de la inmortalidad y de la supervivencia del alma humana; que aspiran responder a la eterna pregunta del corazón humano respecto a cuándo, por qué, dónde y adónde» (Tibetano).

 

  «Como conozco el tema, tanto por la experiencia en el mundo externo como por la expresión de la vida interna, diré que: La muerte no existe. Como bien saben, hay una entrada en una vida más plena» (Tibetano)

 

  Plano astral superior, «aquí viven los ángeles», (Omraam).

 

INICIO PROCESO MUERTE A NIVEL FISIOLÓGICO:

  «La orden del alma de retirarse a su propio plano, e inmediatamente se produce un proceso interno y se evoca una reacción interna en el hombre» (Tibetano).

 

  «En el plano físico: a. Tienen lugar ciertos sucesos fisiológicos donde se halla asentada la enfermedad, vinculados con el corazón, afectando también a los tres grandes sistemas que tan poderosamente condicionan al hombre físico: la corriente sanguínea, el sistema nervioso en sus diversas expresiones, y el sistema endocrino» (Tibetano).

 

  «La corriente sanguínea es afectada en forma oculta peculiar. Se dice que la “sangre es vida”; es cambiada interiormente como resultado de dos etapas previas, pero principalmente como resultado de una actividad, aún no descubierta por la ciencia moderna, de la cual es responsable el sistema glandular. Las glándulas, en respuesta al llamado de la muerte, inyectan en la corriente sanguínea una sustancia que a su vez afecta al corazón» (Tibetano).

 

  «Allí está anclado el hilo de vida [Corazón]; esta sustancia en la sangre es considerada como ‹productora de la muerte› y una de las causas básicas del estado de coma y de la pérdida de conciencia» (Tibetano).

 

  «Una vibración corre a lo largo de los nadis. Los nadis son, como bien saben, la contraparte etérica de todo el sistema nervioso y subyacen en todo nervio del cuerpo físico. Son los agentes, por excelencia, de los impulsos directrices del alma, reaccionando a la actividad vibratoria que emana de la contraparte etérica del cerebro. Responden a la Palabra directriz, reaccionan a la ‹atracción › del alma, y entonces se organizan para la abstracción» (Tibetano).

 

  «Se produce el temblor síquico cuyo efecto es aflojar o romper la conexión entre los nadis y el sistema nervioso; por ello el cuerpo etérico se desprenderá de su envoltura densa, aunque todavía interpenetre cada una de sus partes» (Tibetano).

 

  «Dicho aflojamiento de los nadis comienza en los ojos» (Tibetano).

 

  «La primera etapa consiste en retirar la fuerza vital del vehículo etérico del triple cuerpo físico, y la consiguiente ‹corrupción›, siendo ‹dispersado en los elementos›. El hombre objetivo desaparece y el ojo físico ya no lo ve aunque se halla en su cuerpo etérico» (Tibetano).

 

  «El cuerpo físico denso, la totalidad de los órganos, células y átomos, se van liberando constantemente de la potencia integradora del cuerpo vital mediante la acción de los nadis, y comienzan a responder al tirón atractivo de la materia misma. Esto se ha denominado la atracción de la «tierra› y es ejercida por esa misteriosa entidad que llamamos el ‹espíritu de la tierra›; tal entidad se halla en el arco involutivo y es para nuestro planeta lo que el elemental físico para el cuerpo físico del hombre» (Tibetano).

 

  «El hombre se va desapegando cada vez más del plano físico, retrotrayéndose en sí mismo. En el caso de una persona evolucionada este proceso se lleva a cabo conscientemente, y el hombre retendrá su interés vital y la percepción de sus relaciones con los demás, aunque vaya perdiendo su aferramiento a la existencia física» (Tibetano).

 

Proceso de Restitución:

  «Después de todo, la muerte es en sí un trabajo de restitución. Implica la tarea de devolver la sustancia a los tres mundos de sustancia, haciéndolo voluntaria y gozosamente; implica también la restitución del alma humana al alma de la cual emanó, haciéndolo con el gozo de la reabsorción. Todos deben aprender a considerar la muerte como un acto de restitución» (Tibetano).

 

  «Debe tenerse presente una cosa, y es que las palabras ‹la tierra a la tierra, y el polvo al polvo›, tan familiares en los rituales funerarios de Occidente, se refieren a este acto de restitución y significan el retorno de los elementos del cuerpo físico al depósito original de la materia, y de la sustancia de la forma vital al depósito general etérico; las palabras ‹el espíritu que Dios otorgó volverá a el› es una referencia distorsionada de la absorción del alma por el alma universal» (Tibetano).

 

  En resumen: «La prisión de la carne es disuelta mediante el retiro de la luz y la vida. Los cuarenta y nueve fuegos dentro del organismo físico se apagan; su calor y luz son absorbidos por los veintiún puntos menores de luz, que a su vez son absorbidos por los siete centros mayores de energía. Luego es pronunciada la ‹Palabra de Retorno› y el aspecto conciencia, la cualidad, la luz y la energía, del hombre encarnado, son abstraídos del cuerpo etérico. El principio vida es retirado también del corazón. Le sigue el brillante surgimiento de una luz eléctrica pura y el ‹cuerpo de luz› rompe finalmente todo contacto con el vehículo denso, se enfoca durante un breve período en el cuerpo vital y luego desaparece. El acto de restitución se ha realizado» (Tibetano).

 

Proceso Átomo Permanente:

   «La Naturaleza… ha instalado en la punta del corazón del hombre una bobina magnética, del tamaño de un átomo, que rueda durante toda la vida, y que lo graba ‹todo›» (Omraam).

 

  «En dos lugares del cuerpo vital humano hay orificios de salida para la fuerza vital. Una abertura está en el plexo solar y la otra en el cerebro, en la cima de la cabeza. Protegiendo a ambas hay una trama sólidamente tejida de materia etérica, compuesta de hebras entrelazadas de energía vital. Durante el proceso de la muerte la presión de la energía vital, golpeando contra la trama, produce eventualmente una ruptura o abertura. Por ésta sale la fuerza vital, a medida que aumenta la potente influencia abstrayente del alma» (Tibetano).

 

  «En lo que respecta a las personas no evolucionadas y al tipo humano común, el plexo solar es el foco de conciencia, y la energía es registrada por el punto focal de la conciencia situado en la cabeza, sin darse cuenta de ello. Por esta razón (en el momento de la muerte), el alma abandona el cuerpo por el plexo solar y no por la cabeza. En el caso del hombre evolucionado, el individuo de tipo mental y el aspirante, discípulo o iniciado, el hilo de la conciencia se retirará del cuerpo por la cabeza» (Tibetano).

 

  «En el caso de animales, niños, hombres y mujeres, completamente polarizados en los cuerpos físico y astral, la puerta de salida está en el plexo solar, y ésa es la trama que se rasga y permite salir a la fuerza vital. En el caso de tipos mentales, de unidades humanas más altamente desarrolladas, se rasga la trama en la cima de la cabeza o región de la fontanela, permitiendo así la salida del ser racional pensante» (Tibetano).

 

  «Hay una tercera salida que ahora es utilizada temporariamente; justamente más abajo del vértice del corazón se encuentra otra trama etérica que cubre un orificio de salida» (Tibetano).

 

  El «alma» entonces sale fuera del cuerpo a través de:

   «1. La salida en la cabeza, utilizada por los de tipo intelectual, por los discípulos y los iniciados del mundo..

   2. La salida en el corazón, utilizada por hombres y mujeres bondadosos y bien intencionados, buenos ciudadanos, amigos inteligentes y trabajadores filántropos. 3. La salida en la región del plexo solar, utilizada por las personas emocionales, incultas, irreflexivas, y por aquellos cuya naturaleza animal es muy pronunciada» (Tibetano).

 

CORTE HILO DE PLATA:

Dos hilos:

  «Como bien saben, cuando sobreviene la muerte el hilo de la conciencia se retira del centro coronario y el hilo de la vida se retira del centro cardíaco» (Tibetano).

  «Cuando ocurre la muerte, el hilo de vida es recogido por el alma y extraído del corazón y llevado a la cabeza y de allí nuevamente al cuerpo del alma, llevando consigo la vida de cada centro del cuerpo; en consecuencia el cuerpo muere y se desintegra y no constituye ya un todo coherente, consciente y viviente» (Tibetano).

 

REPASO DE LA VIDA:

  «Los Señores del Karma, los veinticuatro Ancianos son quienes dirigen este trasiego de almas» (Omraam).

 

  «En la Cábala, los Veinticuatro Ancianos son presentados como los Señores del Destino. Nada de cuanto hacen los humanos se les escapa, ningún acto, ningún sentimiento, ningún pensamiento. Además, tienen la misión de premiar o castigar a las criaturas según sus méritos. El destino de un ser tras su muerte o en su próxima vida, depende de sus decretos; y estos decretos son inapelables. Por ello es por lo que los Veinticuatro Ancianos, en otro pasaje del Apocalipsis, le dicen a Dios: «Te damos gracias, Señor, Dios Todopoderoso. Aquel que es y que era porque has asumido tu inmenso poder para establecer tu reinado. Las naciones se habían encolerizado; pero ha llegado tu cólera y el tiempo de que los muertos sean juzgados, el tiempo de dar la recompensa a tus siervos los profetas, a los santos y a los que temen tu nombre, pequeños y grandes, y de destruir a los que destruyen la tierra» (NOTA: Apocalipsis, 11: 17-19. FINAL NOTA)» (Omraam).

 

  «En este nivel intermedio entre el plano físico y el astral, el alma ‹recopila espontáneamente› todos los recuerdos de su vida pasada y los archiva en su cuerpo causal, vía los átomos permanentes mental, astral y físico» (Anglada).

 

  «Todo lo demás es olvidado y todas las experiencias menores desaparecen de su memoria, no quedando en su conciencia nada más que lo que esotéricamente se denomina ‹las tres simientes o gérmenes del futuro›, relacionadas en forma peculiar a los átomos permanentes físico y astral, produciendo así la quíntuple fuerza creadora de las formas que aparecerán más tarde» (Tibetano).

 

 

ACTITUD AMIGOS/FAMILIA MOMENTOS MUERTE:

  «Cuando una persona fallece y deja el cuerpo físico, hay que dejarla en paz para que goce profundamente de la liberación de las cadenas que le ataban a la materia más densa de la manifestación kármica en aquellos niveles específicos que la ley previsora de la Naturaleza ha dispuesto para tal fin» (Anglada).

 

  «El sufrimiento engendrado diariamente por las almas de los seres humanos en el mundo que dejaron sus vehículos físicos tras el fenómeno de la muerte y atraídas al plano de las densidades físicas por efecto de las invocaciones, súplicas y demandas egoístas de sus familiares y amigos, forma grandes nubes psíquicas de gran poder negativo que flotan por encima de la humanidad y aumentan el sufrimiento e inquietudes que ya existen normalmente en todas las áreas y ambientes sociales planetarios como un efecto natural del karma de los seres humanos» (Anglada).

 

  «Entonces, dejad que los muertos se vayan tranquilamente adonde deben ir. En cuanto a vuestros parientes y amigos, no os acerquéis a ellos, no los retengáis con vuestras tristezas, con vuestras penas y, sobre todo, no os esforcéis en comunicaros con ellos: les importunáis, e impedís su liberación. Rezad por ellos; enviadles vuestro amor, pensad que se liberan y se elevan progresivamente en la luz. Si les queréis verdaderamente, sabed que un día estaréis con ellos» (Omraam).

 

  «Primero, se debe guardar silencio en la habitación. Esto con frecuencia se hace. Se ha de recordar que la persona moribunda está por lo general inconsciente» (Tibetano).

 

  «En el futuro, cuando se sepa más sobre los colores, sólo se permitirá la luz anaranjada en la habitación de un moribundo, siendo instalada con una ceremonia apropiada cuando no haya posibilidad de restablecimiento. El color anaranjado ayuda al enfoque en la cabeza, así como el rojo estimula el plexo solar y el verde tiene un efecto definido sobre el corazón y las corrientes de la vida» (Tibetano).

 

  «Ciertos tipos de música se utilizarán cuando se conozca algo más en conexión con el sonido, pero aún no existe ninguna música que facilite el trabajo del alma al abstraerse del cuerpo, aunque se descubrirá que ciertas notas del órgano son efectivas. En el momento exacto de la muerte, si se emite la misma nota de la persona, se coordinarán las dos corrientes de energía y eventualmente se cortará el hilo de vida, pero este conocimiento es demasiado peligroso para transmitirlo y sólo podrá darse más adelante» (Tibetano).

 

  «También se emplearán frases mántricas y serán definidamente construidas en la conciencia de la persona moribunda por quienes la circundan, o serán empleadas deliberada y mentalmente por él mismo. Cristo demostró su empleo cuando exclamó: ‹Padre, en Tus manos encomiendo Mi espíritu›. Y tenemos otro ejemplo en las palabras: ‹Señor, ahora dejarás a Tu ciervo irse en paz›. El constante uso de la Palabra Sagrada entonada en voz baja o en una nota especial (a la cual responda la persona moribunda), podrá más adelante constituir una parte del ritual de transición acompañado con unción de aceite, según se practica en la Iglesia Católica. La extremaunción tiene una base oculta científica» (Tibetano).

 

  «La cima de la cabeza del moribundo debería también simbólicamente estar hacia el este y las manos y los pies cruzados» (Tibetano).

 

  «Debería quemarse en la habitación sólo madera de sándalo y no permitirse ninguna otra clase de incienso, porque la madera de sándalo es el incienso de primer rayo o destructor, y el alma está en proceso de destruir su morada» (Tibetano).

 

PRIMERA MUERTE:

  «Vagan durante mucho tiempo alrededor de su cuerpo, de los lugares donde vivieron, junto a seres que conocieron, y sufren terriblemente hasta que los servidores de Dios se acercan a ellos para ayudarles a liberarse… la mayoría de los humanos cuando dejan la tierra no son inmediatamente liberados de las ataduras terrestres: quedan unidos a sus parientes, a sus amigos (¡o enemigos!), a sus posesiones, y si no están muy evolucionados, si no tienen en su corazón, en su alma el deseo de descubrir otros espacios y de ir hacia Dios, giran alrededor de esos seres, de sus casas, de sus objetos. Son almas errantes que sufren y que no pueden aún liberarse, a pesar de la ayuda que reciben de los espíritus luminosos» (Omraam)

 

Cremación versus Incineración:

  «Si es necesario esperar debido al sentimiento de la familia o a los requerimientos municipales, la cremación debería hacerse dentro de las treinta y seis horas; cuando no hay razón para esperar, la cremación puede hacerse doce horas después. Sin embargo, es prudente esperar doce horas a fin de asegurarse que se ha producido la verdadera muerte» (Tibetano).

 

  «Tú podrías estar interesado en conocer que precisamente en la Atlántida existió la siguiente costumbre: El muerto no era tocado, sino que era espesamente rociado con aceite de eucalipto y era envuelto inmediatamente con una mortaja sagrada y cubierto con flores. Por tres días y tres noches se mantenía ardiendo fuego en un círculo muy cerrado alrededor del cuerpo e inmediatamente después de la partida del cuerpo astral, el cuerpo físico era incinerado. Este es un ritual concebido sabiamente. Cuando la voluntad es débil, el cuerpo astral emerge perezosamente. Algunos pueden hacer las cosas a tiempo mientras que otros se tardan en todo; ¡pero esto no es una razón para quemarle los talones a nadie! En la India, el descartado cascarón es con frecuencia incinerado demasiado pronto y esto podría causar un daño considerable al cuerpo sutil. Esta información la he tomado de mis notas sobre la Atlántida. Este ritual y la mortaja sagrada eran llamados “El Purificador de la Paz» (Roerich).

 

SEGUNDA MUERTE. PASO AL KAMA-LOKA (Purgatorio):

  «La segunda etapa consiste en retirar la fuerza vital del cuerpo etérico y en desvitalizarlo…» (Tibetano).

 

  «El cuerpo etérico organizado, desprendido de toda relación nerviosa, debido a la acción de los nadis, comienza a recogerse para la partida final. Se retira de las extremidades hacia la requerida ‹puerta de salida›, enfocándose en la zona alrededor de esa puerta, esperando el ‹tirón› final del alma directriz» (Tibetano).

 

  «Nuevamente se produce una pausa. En este punto el elemental físico puede a veces recobrar su aferramiento sobre el cuerpo etérico, si el alma lo considera deseable y si la muerte no es parte del plan interno, o si el elemental físico es tan poderoso que puede prolongar el proceso de la muerte. Esta vida elemental a veces libra una batalla que dura días y semanas. Sin embargo, cuando la muerte es inevitable, la pausa en este punto será excesivamente breve y a veces durará segundos. El elemental físico pierde su aferramiento y el cuerpo etérico espera el ‹tirón› final del alma, actuando de acuerdo a la Ley de Atracción» (Tibetano).

 

  «El cuerpo etérico sale del cuerpo físico denso en etapas graduales y por un punto escogido de salida. Cuando ha terminado de salir, el cuerpo vital asume entonces los vagos contornos de la forma que energetizó, haciéndolo bajo la influencia de la forma mental que el hombre ha construido de sí mismo durante años» (Tibetano).

 

  «Interpenetrando todavía al cuerpo etérico se hallan las energías integradas que llamamos cuerpo astral y vehículo mental, y en el centro existe un punto de luz que indica la presencia del alma» (Tibetano).

 

  En el límite entre el astral inferior y superior hay una: «zona intermedia habitada por seres que están perfeccionándose, rompiendo los vínculos con las regiones inferiores; pero aún son susceptibles de ser atormentados por las malas influencias del plano astral inferior y del plano físico» (Omraam).

 

  «Después de la muerte no sucede lo mismo, porque el hombre encuentra en el más allá a quienes conoce y se vincularon con él en la vida del plano físico, y nunca está solo, como el ser humano entiende la soledad» (Tibetano).

 

  «Cuando el hombre ha pagado puntualmente sus deudas, entra en la primera región del astral superior donde vive en el gozo, en el entusiasmo, a causa de la felicidad que proporcionó a los otros en la tierra… infinitamente ampliado» (Omraam).

 

  «El tiempo que allí permanezcamos, dependerá de la gravedad de nuestras faltas» (OMA).

 

TERCERA MUERTE. PASO AL DEVACHÁN (mundo de los ángeles o Devas) PARAÍSO:

  «La tercera etapa consiste en retirar la fuerza vital de la forma astral o emocional, para que ésta sea desintegrada en forma similar y la vida centralizada, en cualquier otra parte» (Tibetano).

 

  «La etapa final para el... ser... humano consiste en ser retirado del vehículo mental. Las fuerzas vitales, después de esta cuádruple abstracción, son centralizadas totalmente... en el alma…» (Tibetano).

 

  «Después llegan más arriba, a la región del plano mental superior, el plano causal, donde les son ofrecidas todas las riquezas, todos los tesoros de la sabiduría; les son revelados todos los misterios del universo y mostrada toda la belleza de las regiones celestiales […] Mientras que aquellos que en la tierra han vivido amorosamente, en la luz, en las virtudes, abandonan rápidamente su cuerpo y se van hacia regiones sublimes donde rebosan de dicha y de felicidad. Desde ahí pueden enviar corrientes benéficas a todos aquellos que dejaron abajo, para ayudarles, protegerles; pero jamás regresan hacia ellos ni vuelven a bajar como muchos se imaginan. Desde que mueren, se alejan de la tierra y ya no vuelven» (Omraam).

 

  «El alma penetrará en ciertos definidos niveles del plano mental en donde quedará sumida en un estado místico de ‹recopilación› de todos los hechos y las experiencias pasadas. Durante este obligado proceso se dará absolutamente cuenta de todos sus errores y equivocaciones y, después de un trascendente acto de contrición espiritual y de formulación de votos de enmienda ante el supremo Juez monádico, dejará ‹la pesada carga kármica› a un lado y penetrará en el Devachán, un estado de conciencia incluyente que situará al alma en el centro de las dos orillas de la separatividad humana, preparándola para la formulación de un nuevo destino y señalándole el camino de un nuevo nacimiento» (Anglada).

 

CUARTA MUERTE:

  [Habiendo cosechado en su cuerpo mental todos los frutos de su vida terrestre, el Yo Superior desecha ahora el cuerpo mental, lo mismo que desechó sus cuerpos astral y físico y comienza la vida del ser humano en el mundo causal. El Yo Superior reside entonces por algún tiempo en su propio mundo. Si el Yo Superior no está evolucionado descansará allí poco tiempo en un estado de semi-inconsciencia, aunque de felicidad. A medida que el Yo Superior evoluciona su vida en el mundo causal es más rica e intensa y la memoria le presenta todo el panorama de su vida a través de las vidas pasadas.

 

  Ve las causas que ha engendrado en su última encarnación y ante sus ojos desfila el plan general de su próxima encarnación, así se prepara para retornar a la vida terrestre con un conocimiento mayor y con un poder más efectivo para ayudarse a sí mismo y ayudar a los demás. Entonces las nubes de la materia se ciernen sobre él y oscurecen su visión y comienza un nuevo ciclo de otra encarnación. Con el despertar de los 3 átomos permanentes, el mental, emocional y etérico/fisico, éstos empezarán a vibrar y los Devas constructores atraerán gradualmente material para formar los 3 nuevos cuerpos para el Alma de la siguiente encarnación. De esta manera, el Yo Superior vuelve a encarnar en un nuevo ciclo de experiencias en el mundo físico.]

 

Resumen por Omraam:

  «Los diferentes cuerpos de los cuales debéis liberaros uno detrás de otro: primero el cuerpo físico, un poco después, una semana o dos más tarde, el cuerpo etérico, seguidamente el cuerpo astral; aunque aquí resulta mucho más largo porque en el plano astral se encuentran todas las pasiones, las apetencias, todos los sentimientos inferiores. Y ahí está el Infierno: en el plano astral y en el plano mental inferior, donde debemos permanecer un tiempo para purificarnos... Luego os liberáis del cuerpo astral, y empieza el paraíso que consta del primer cielo, del segundo cielo, del tercero... la tradición informa que hay hasta siete cielos. Y sólo después de habernos despojado completamente de nuestras envolturas, entramos en el séptimo cielo; ‹desnudos›, es decir puros, sin impedimentos.»

 

QUINTA MUERTE: Plano Bhudico:

  «Luego ascienden aún más arriba, al plano búdico, y allí, unidos al Alma universal, viven una vida de felicidad indescriptible» (Omraam).

 

SEXTA MUERTE: Plano Átmico:

  «No hay palabras para describir lo que ocurre en el plano átmico: es la fusión completa con el Creador» (Omraam).

 

 

LA MUERTE Y EL MUNDO DÉVICO:

  «El plano astral está habitado por criaturas de todas clases, pero los humanos no tienen ninguna idea» (Omraam).

 

  «Nuevamente se produce una pausa. En este punto el elemental físico puede a veces recobrar su aferramiento sobre el cuerpo etérico, si el alma lo considera deseable y si la muerte no es parte del plan interno, o si el elemental físico es tan poderoso que puede prolongar el proceso de la muerte. Esta vida elemental a veces libra una batalla que dura días y semanas. Sin embargo, cuando la muerte es inevitable, la pausa en este punto será excesivamente breve y a veces durará segundos. El elemental físico pierde su aferramiento y el cuerpo etérico espera el ‹tirón› final del alma, actuando de acuerdo a la Ley de Atracción» (Tibetano).

 

  «En el mundo psíquico existen también seres creados por los seres humanos. Algunos personajes de la literatura, o incluso santos que nunca existieron verdaderamente, han llegado a ser tan célebres, y se han mantenido de tal forma en el pensamiento de los humanos, que han acabado por tener una realidad, no física, evidentemente, pero sí fluídica. Por lo demás, los egregores tienen el mismo origen» (Omraam).

 

  «La desintegración de cualquier astro que ocupe un lugar definido en el Espacio tiene lugar cuando el Agni que rige y alimenta la ‹combustión› o ‹incandescencia› de su núcleo central deja de prestarle atención y, siguiendo las misteriosas instrucciones del Logos creador de aquel particular cuerpo celeste, ‹ABSORBE EL FUEGO DENTRO DE SÍ› y se refugia con él en el impenetrable Misterio del definido Plano de la Naturaleza en donde tiene su Morada» (Anglada).

 

  «Esta retirada del Fuego que origina automática y simultáneamente el fenómeno de la MUERTE de un astro es similar, dentro de los limites naturales impuestos por la evolución, a la que origina la muerte del cuerpo físico de cualquier ser humano» (Anglada).

 

   «Siempre serán los AGNIS, los Promotores del Fuego Sagrado de la Vida de la Naturaleza, los Responsables del proceso, ya se realice en los éteres del Plano físico, del Astral o del Mental, pues el Fuego en todas sus infinitas modificaciones es el Eterno Dador de Vida en todos los niveles del Sistema Solar» (Anglada).

 

  «Los Ángeles de la Luz Resplandeciente, que rigen el proceso inmutable de la Muerte de los seres humanos, siendo su especial misión ayudarles a atravesar las fronteras que van de lo etérico físico al campo astral» (Anglada).

 

  «Sus formas son netamente humanas y sus auras, intensamente luminosas» (Anglada).

 

  «Aparecen en el momento justo, cuando el alma, por razones kármicas, debe abandonar el cuerpo físico y restituirlo a la Madre Naturaleza que se lo confió en el momento cíclico del Nacimiento» (Anglada).

 

  «Ellos cortan con admirable maestría el cordón plateado que unía el alma al cuerpo y la ayudan a despojarse de los velos de materia que impiden la visión astral y la incorporación consciente en el mundo de liberación física de las almas...» (Anglada).

 

  «La labor de estos benditos Ángeles es alterada por los clamores invocativos de los deudos y amigos» (Anglada).

 

  «La energía eléctrica del Espíritu, que es la Vida Organizadora del Universo, utiliza a la MUERTE o al ÁNGEL DEL SILENCIO –tal como esotéricamente es reconocida por la Jerarquía de Maestros– para destruir todos aquellos factores dentro del Universo incapaces de seguir avanzando hacia un destino de Luz, de Comprensión y de Cumplimiento» (Anglada).

 

  «[Esta] misteriosa e incomprensible Entidad Dévica que llamamos MUERTE, temida por unos y reverenciada por otros, pero cuyo cometido es el ejercicio de la Ley, del Orden y del Cumplimiento Kármico.» (Anglada).

 

   «El Señor de la Muerte utiliza el fuego destructor del primer rayo» (Anglada).

 

  «Este proceso que es traído a través del primer rayo, según se nos dice esotéricamente, viene provocado por un ser extraordinario o una estrella de la constelación de Leo. Leo, primer rayo, llega a nosotros a través, precisamente, del sol y el Señor de la Muerte utiliza el fuego del sol para destruir todas las formas. El color que utiliza es el rojo vivo escarlata, es decir, el fuego en su máxima expresión, el fuego eléctrico de la divinidad» (Anglada).

 

   «Los Señores del Karma son cuatro poderosos Ángeles de naturaleza cósmica y Su intervención en la vida del Universo, del planeta, del hombre y de todos los seres creados, es otra demostración de la gran fraternidad humano-dévica a la cual hemos debido hacer mención en muchas páginas de este Tratado. Como más adelante veremos, tales son los Señores del Karma:

     a. El Ángel de la Muerte.

     b. El Ángel de la Justicia.

     c. El Ángel de los Registros Akáshicos.

     d. El Ángel de la Liberación.

   Son lógicamente también Agentes de SHAMBALLA, pero Su obra, a igual que la del Señor del Mundo, tiene un Designio Solar y abarca la grandiosidad infinita del contenido universal, con sus planos, reinos, humanidades y especies vivientes... Cada uno de los Señores del Karma tiene bajo Sus órdenes innumerables huestes de Devas de todos los grados de evolución, realizando sus actividades de acuerdo a ciertos propósitos definidos y a la presión de determinados Rayos de poder, los cuales, a su vez, atraen hacia los Señores del Karma potentísimas e inexplicables corrientes astrológicas procedentes del espacio cósmico» (Anglada).

 

Primera Muerte: «Existe primero la ruptura del cordón plateado que efectúa un enviado del Señor de la Muerte, uno de aquellos ángeles a quienes la tradición asigna el nombre de los Ángeles del Silencio [Ángel de la Luz] y que toda persona moribunda, o todas aquellas personas que han tenido un accidente o han estado en peligro de muerte, pueden contemplar en el momento del traspaso» (Anglada).

 

Segunda Muerte: «Existe también el proceso de recapitulación, que es inmediato después de la muerte. La recapitulación, lógicamente, pertenece al Señor de los Registros [Memoria Cósmica] pues en tanto el Ángel está recapitulando —una actividad de los ángeles dependientes de este Gran Señor de los Registros— va introduciendo estos recuerdos en el átomo permanente físico» (Anglada).

 

  «El Señor de los Archivos utiliza el color amarillo intenso» (Anglada).

 

  «El Señor de los Registros se apoya en la constelación de Géminis y utiliza Mercurio como campo positivo de expresión» (Anglada).

 

Tercera Muerte: «Existe también el examen de conciencia que se realiza en el plano astral, en el segundo nivel, llevado adelante por el Señor de la Justicia. El Señor de la Justicia interpreta las necesidades del Alma y acoge al Alma para que ésta, en un momento de exaltación interna, se dé cuenta de cuál es realmente su misión en la próxima vida» (Anglada).

 

  «El Señor de la Justicia utiliza la fuerza del segundo rayo y, según se nos dice, extrae su fuerza de la constelación de Sagitario y lleva a nosotros el poder del planeta Júpiter, el cual, esotéricamente, es considerado un padre de justicia, un padre de amor […] viene a través de un color muy definido, el azul índigo, es el color de nuestro universo, del espacio vital que circunda nuestro universo» (Anglada).

 

Cuarta Muerte: «La cuarta etapa, que pertenece al Señor de la Liberación. Es la etapa denominada esotéricamente de entrada en el Devachán» (Anglada).

 

- «El Señor de la Liberación, más allá de los conceptos conocidos, está utilizando el poder del séptimo rayo y al planeta Urano como campo de expresión, siendo el color violeta el que utiliza como expresión en tiempo y espacio» (Anglada).

 

EN DEFINITIVA, QUÉ ES Y PARA QUE SIRVE LA MUERTE:

  «Es el Originador de cambios» (Tibetano).

 

  En la Muerte se produce al mismo tiempo: «El Trabajo de Restitución… El Arte de Eliminación… Los Procesos de Integración» (Tibetano).

 

  «Muerte es, esencialmente, cuestión de CONCIENCIA. En cierto momento estamos conscientes en el plano físico; en otro, nos retraemos a otro plano y estamos allí activamente conscientes […] En la medida en que nuestra conciencia se identifica con el aspecto forma, la muerte continuará manteniendo su antiguo terror. Tan pronto nos reconozcamos como almas y hallemos que somos capaces de enfocar a voluntad nuestra conciencia y sentido de percepción en cualquier forma o plano, o en cualquier dirección dentro de la, forma de Dios, ya no conoceremos la muerte» (Tibetano).

 

EL ARTE DEL BUEN MORIR:

  «Es muy importante tener pensamientos elevados en el momento en que uno esté preparado para dejar esta vida. El último pensamiento elevado dirige el alma hacia ámbitos más elevados, o hacia aquellos que le ayudarán en este sutil viaje» (Torkom).

 

  «Aprender, antes de dormirse, a retirar la conciencia a la cabeza. Esto debe practicarse definidamente como un ejercicio al entrar en el sueño. No deberían permitir deslizarse en el sueño, sino mantener la conciencia intacta hasta pasar conscientemente al plano astral. Debería intentarse el relajamiento, la cuidadosa atención y una constante atracción hacia el centro de la cabeza, porque mientras el aspirante no haya aprendido a ser consciente de todos los procesos del sueño y a mantenerse al mismo tiempo positivo, resulta peligroso este trabajo. Los primeros pasos deben darse con inteligencia y seguirse durante muchos años, hasta hacer con facilidad» (Tibetano).

 

EL FUTURO:

  «Nuestro presente ciclo es el fin de la era; los próximos doscientos años verán la abolición de la muerte, tal como ahora comprendemos esa gran transición, y el establecimiento de la realidad de la existencia del alma» (Tibetano).

 

  «Dentro de los próximos años la realidad de la supervivencia y de la eternidad de la existencia, habrán dejado de ser una incógnita para convertirse en una convicción. No quedarán dudas de que el hombre al abandonar el cuerpo físico continúe siendo una entidad viviente y consciente. Se sabrá que continúa su existencia en un mundo más allá del físico y que vive, está despierto y es consciente. Esto se comprobará de diversas maneras, por: a. El desarrollo de un poder dentro del ojo físico del ser humano que revelará el cuerpo etérico... y se verá que los hombres ocupan ese cuerpo. b. El creciente número de personas que tienen el poder de emplear... ‹el tercer ojo›…, que ha despertado nuevamente, demostrará la inmortalidad... porque verá fácilmente al hombre que ha abandonado sus cuerpos etérico y físico. c. Un descubrimiento, en el campo de la fotografía, comprobará la supervivencia. d. Por medio de la radio, con el tiempo se establecerá comunicación con aquellos que han pasado al más allá, y esto se convertirá en una verdadera ciencia. e. El hombre será sensibilizado a tal grado de percepción y contacto, que le permitirá ver a través de las cosas y revelará la naturaleza de la cuarta dimensión, y fusionará en un nuevo mundo los mundos subjetivo y objetivo. La muerte ya no inspirará terror y desaparecerá el temor particular que provoca» (Tibetano).

 

  «En el próximo siglo se observará que la muerte y la voluntad tendrán inevitablemente un nuevo significado para la humanidad y desaparecerán la mayoría de las antiguas ideas» (Tibetano).

 

  «En el próximo ciclo, tales actitudes erróneas deben llegar a su fin; la muerte se convertirá en un proceso normal y comprensible, tan normal como el proceso de nacer, aunque menos doloroso y temible. Este comentario es una profecía y como tal debe ser considerado» (Tibetano).

 

  «Ciertos tipos de música se utilizarán cuando se conozca algo más en conexión con el sonido, pero aún no existe ninguna música que facilite el trabajo del alma al abstraerse del cuerpo, aunque se descubrirá que ciertas notas del órgano son efectivas. En el momento exacto de la muerte, si se emite la misma nota de la persona, se coordinarán las dos corrientes de energía y eventualmente se cortará el hilo de vida, pero este conocimiento es demasiado peligroso para transmitirlo y sólo podrá darse más adelante» (Tibetano).

 

  «Se encontrará que la presión sobre ciertos centros nerviosos y arterias, facilitará el trabajo. (Esta ciencia de la muerte es mantenida en custodia en el Tíbet, como lo saben muchos estudiantes . Presión sobre la vena yugular y sobre ciertos grandes nervios en la región de la cabeza y en un punto especial de la médula oblongada, será muy útil y efectiva. Más tarde se elaborará inevitablemente una ciencia definida de morir, pero sólo cuando la existencia del alma sea reconocida y su relación con el cuerpo haya sido científicamente demostrada» (Tibetano).

 

EL SIGNIFICADO DE LOS RITOS FUNERARIOS:

«En un pasado remoto, era costumbre enterrar a los muertos con alimentos y algunos objetos familiares. A veces, estos alimentos y estos objetos sólo eran simbólicos: se pintaban en las paredes de las tumbas. Esta costumbre puede que subsista todavía en la actualidad: se basa en una ciencia referente a las relaciones que existen entre el mundo de abajo y el mundo de arriba.

Está escrito en la Tabla de Esmeralda de Hermes Trismegisto: «Lo que es abajo es como lo que es arriba, y lo que es arriba es como lo que es abajo». El mundo visible y el mundo invisible, el mundo físico y el mundo espiritual, no existe oposición entre ambos, el universo es una unidad. Todo objeto existe arriba como quintaesencia; cuando se materializa en el mundo de abajo, continúa siendo portador de esta quintaesencia, y al hombre le corresponde vivificarla, volverla activa (NOTA: El Libro de la Magia divina, Col. Izvor nº 226, cáp. III: «La varita mágica». FINAL NOTA). Mientras no se conozca esta verdad, ciertamente, encontraremos ridícula, estúpida, esta costumbre de colocar tantos objetos de valor en las tumbas y pintar tantos frescos extraordinarios que no debieran estar a la vista sino siempre escondidos. A veces, también encontramos símbolos geométricos, porque los antiguos consideraban a estos símbolos como captadores de energías con los que el muerto se alimentaba.

Diréis: «¿Pero por qué la mayoría de los humanos no sienten estas relaciones entre lo visible y lo invisible?». Porque han permitido que se embotaran las facultades que les permiten percibir las realidades sutiles y también dar a sus actos una dimensión espiritual (NOTA: Centros y cuerpos sutiles - aura, plexo solar, centro Hara, chakras..., Col. Izvor nº 21, 9. FINAL NOTA). Sólo son sensibles a lo que ven o a lo que tocan; para ellos ésta es la única realidad. Cada objeto material tiene por lo tanto su correspondencia en los planos sutiles, y las personas que colocaban alimentos, armas o utensilios en las tumbas sabían prepararlas introduciendo vibraciones y energías con las que se impregnaba el alma del muerto, para continuar viviendo en los otros mundos. Incluso la moneda que en ciertas culturas se introducía –y que quizás todavía se introduce en la actualidad– en la boca del muerto para que pague su paso al más allá, tenía su significado. La moneda evidentemente permanecía en la tumba, pero las vibraciones con la que estaba impregnada sostenían al alma durante su viaje.

La mitología griega precisamente menciona a Carón, llamado Caronte, que recibiendo como pago un óbolo, transportaba a las almas en su barca para que atravesaran el río Aquerón. No debemos tomar esto como una simple fábula. Cada objeto ritual emana unas energías que el alma necesita para llegar a buen destino. De esta manera deben ser asimismo interpretados algunos relatos y descripciones que se mencionan en el Libro de los Muertos de los Tibetanos o, mucho antes todavía, en el de los Egipcios.

Los sacerdotes del antiguo Egipto, no sólo sabían que determinados fluidos emanan naturalmente de los objetos, sino que conocían también la manera de reforzarlos gracias a ritos mágicos, y con su resplandor estos objetos ayudaban a las almas de los muertos, las protegían. Los faraones, los altos dignatarios, raramente habían llevado una vida ejemplar y tenían una gran necesidad de esta ayuda. Los sacerdotes que realizaban esta tarea hacían por ellos lo que les era posible, pero este poder era limitado: tanto para los faraones, como para todos los demás hombres, la Justicia divina debía a pesar de todo actuar, y por esto los efectos de los rituales efectuados por los sacerdotes no duraban mucho tiempo.

En el cristianismo, también, algunas tradiciones revelan esta ciencia referente a la vida de los muertos. No conozco las tradiciones de los católicos y de los protestantes, pero vi en Bulgaria cómo se practicaban la de los ortodoxos. En determinados momentos del año, en las familias, se come trigo cocido azucarado al que se añaden pasas, y se bebe vino. Evidentemente, son los vivos quienes comen y beben, pero lo hacen para que los muertos vengan a comer y a beber a través suyo. La costumbre de poner flores en las tumbas también puede ser considerada como un vestigio de estas tradiciones. Pero en la actualidad, se ponen flores a las tumbas principalmente para hacer bonito.

¿Quién piensa que las flores poseen una quintaesencia viva con la que las almas de los muertos pueden alimentarse? (NOTA: El Libro de la Magia divina, Col. lzvor nº 226, cáp. IX: «Las flores, los perfumes ...». FINAL NOTA).

Y lo mismo sucede con las lámparas de aceite, los cirios y el incienso: todas las materias que se sacrifican desprenden unas fuerzas, unas energías que ayudan a las almas y las sostienen (NOTA: Las revelaciones del fuego y del agua, Col. lzvor nº 232, cáp. II: «Los secretos de la combustión», cáp. X: «El fuego, factor de realización», y cáp. XIII: «Cómo encender y alimentar el fuego». FINAL NOTA).

¿Y de dónde creéis que procede también la costumbre de pronunciar oraciones fúnebres, o por lo menos de decir algunas palabras cariñosas o elogios dirigidos al muerto antes de separarse de él? Ahí también tiene su origen en un saber iniciático: los muertos son extremadamente sensibles a las palabras que pronuncian los vivos sobre ellos, así como a los pensamientos y a los sentimientos que tienen por ellos. Porque las palabras, como los sentimientos y los pensamientos, producen vibraciones, emiten ondas que llegan hasta las almas de los seres desencarnados.

Siempre es interesante conocer las prácticas antiguas con respecto a los muertos, así como lo que queda de ellas en la actualidad, y comprender su significado. Pero lo esencial es la vida que el hombre mismo vivió en la tierra. Está bien que se entierre a las personas con objetos, que se hagan ceremonias, que se les recen oraciones, pero el poder de estos ritos es limitado. Lo que verdaderamente ayuda a un ser humano en el otro mundo, son las virtudes que ha practicado durante su existencia. Si ha vivido en armonía con el Espíritu cósmico, con las leyes de toda la naturaleza viva, hágase lo que se haga con su cuerpo después de su muerte, una luz le acompaña entre las sombras del más allá.

No trataré de convencer a aquellos que niegan la realidad de una vida después de la muerte. Pero aquellos que no dudan sobre ella deben saber que es una continuación, bajo otra forma, de su vida presente, y que por lo tanto se prepara ahora. Todo lo que hacemos cada día deja en nosotros unas huellas que nos acompañan en el otro mundo, son unas huellas que continúan actuando.

Algunos días después de que el alma abandone al cuerpo, se separa definitivamente de él. Pero todo lo que este cuerpo ha vivido y que se ha grabado en él en forma de huellas, es indestructible y continúa ejerciendo su influencia sobre ella. Un día el cuerpo se descompone, pero el alma permanece impregnada con todas las actividades que asumió. Por esto es tan importante que siempre encontréis el mejor modo de utilizar vuestras energías (NOTA: El trabajo alquímico o la búsqueda de la perfección, Col. Izvor nº 221, cáp. VIII: «La utilización de las energías». FINAL NOTA); con todo lo bueno y hermoso que habéis hecho en la tierra, podréis continuar construyendo algo en el otro mundo. Sino, no haréis nada. No basta con que vuestra alma sea liberada del cuerpo para que conozcáis la paz, la alegría, la luz en el más allá. La paz, la alegría y la luz no serán más que la consecuencia de lo que habréis sido capaces de realizar durante vuestra existencia terrenal.

Por esto también la forma en que un ser vive sus últimos instantes es tan importante, y no debemos subestimar lo que la Iglesia denomina los «últimos sacramentos». Ciertamente, sentir ciertos remordimientos por los errores del pasado no los borrará, pero si estos remordimientos son sinceros, si son el resultado de una mejor comprensión, graban algo positivo en el momento de la partida.

¡Cuánta gente atrapada en el torbellino de sus actividades cotidianas no piensan jamás que pueden, en cualquier momento, perder la vida! O incluso si lo piensan, la muerte es para ellos una palabra vacía de todo contenido. Entonces, cuando llega la hora, se produce en ellos una terrible toma de conciencia, el remordimiento se apodera de ellos, tienen la sensación de no haber hecho nada de su existencia. Está muy bien que se lamenten por sus errores y por el tiempo perdido, pero para que estas lamentaciones no sean estériles, es necesario que al mismo tiempo se unan a la luz, porque ella es nuestra única salvación. A donde quiera que vayamos, es la luz quien nos guía, y ella es también para nosotros un alimento (NOTA: La luz, espíritu vivo, Col. lzvor nº 212. FINAL NOTA).» (Omraam)

 

DETALLE INTERESANTE:

  «El mes de nacimiento indica el día de la oportunidad. La puerta está abierta. Esa determinación en que un alma encarna, indica el mes en que desencarnó en un ciclo de vida anterior. Si murió, por ejemplo, en el mes regido por el signo Leo, volverá a encarnar bajo el mismo signo, tomando el hilo de la experiencia donde la dejó, e iniciándose con el mismo tipo de energía y peculiar equipo con que salió de la vida terrena, más la observación consciente y la reflexión adquiridas. Esto le indica al alma la cualidad de la energía y la naturaleza de las fuerzas que debe manipular durante la vida» (Tibetano).

 

 

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